Alto bajo el techo de nuestras miserias
secos por un instante
Contábamos las calles para llegar
pero las miserables querían inundar nuestra paciencia
-¿Cuánto falta?- preguntaba.
Vos me mentías dos cuadras
y sabíamos que el ritual era necesario.
Entonces supe que nos pesaban las mismas cargas
-Sacate eso, te va a dar fiebre-
Escuchábamos a los vecinos festejar
vaya a saber uno qué
y ellos nos escuchaban a nosotros.
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