A la luz de una lámpara un pequeñísimo insecto refleja en la pared un enorme monstruo. Si no cambiamos de perspectiva podemos llegar a pensar que estamos por perder la
vida en manos de un ser de otro mundo. Así actúa nuestra mente cuando estamos
demasiado metidos en un problema. Se hace necesario alejarse del caos y del
drama. Girar ciento ochenta grados, para empezar a reírnos de la polilla que amenazaba
nuestra existencia.
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